viernes, 12 de agosto de 2011

Un día inexistente.

Días banales y escurridizos que en realidad, no significan una perdida total de mi concentración intelectual, aunque si de mi holgazán físico que se negó a mover mi físico entumecido del sofá, tal vez en propuesta silenciosa a mis actos excesivos de la noche anterior; un extraño impulso magnético casi hipnótico, que me atrae, en cada momento que mi mente alcanza aburrimiento considerable, a aquella vieja alacena repleta de comida, que, cual mórbida persona, engancha mis manos a diversas formas de grasas poco naturales captuaradas y empaquetadas en bolsas y sobresillos llamativos que convencen a mis ojos aburridos a llenar mi estomago de basura una vez mas, por tercera vez en el día. Prendo el radioactivo aparato televisivo para recolectar imágenes banales en mi inconsciente y deshacerlo un poco mas y cada vez me veo rodeado un poco mas de insultos televisivos, gente preocupada por mostrar conocimiento del cual están tristemente lejanos, y aún así conservan la seguridad de que están en lo correcto, gladiadores contemporáneos peleando por su vida y causas sin ganancia alguna, corriendo en círculos profetizando su autodestrucción.. baah prefiero derretirme en el sofá e hibernar hasta mañana.